Reflexiones para tí.

Judá

“Tú, Judá, serás alabado por tus hermanos; dominarás a tus enemigos, y tus propios hermanos se inclinarán ante tí”. Génesis 49:8.

Es el cuarto hijo de Jacob con Lea, pero es quien recibe las primeras bendiciones de Jacob. Solo José será más encumbrado. Pensándolo desde la biografía, es difícil entender por qué Judá merece tantas bendiciones.

Es un hombre como cualquiera. Él tiene la idea de vender a José. Se separa de sus hermanos. Se casa con una mujer que no es de su pueblo. Se acuesta con rameras. No cumple, naturalmente, con sus promesas; lo hace sólo cuando es obligado. No, no es un hombre cualquiera; es “un poco peor” que un hombre cualquiera.

Pero Jacob, en un momento de inspiración, lo bendice. La bendición que recibe fue -sin lugar a dudas- dirigida por Dios, puesto que Cristo nacerá de esta tribu. Será tanta la fuerza de la gente de Judá que ellos -casi- solos serán el “reino del sur”, cuando las tribus se dividieran.

Hasta hoy llamamos a los descendientes de Israel como judíos, designación que deriva de Judá. ¿No te parecen demasiados honores para una persona como Judá?

A veces, los caminos de Dios son difíciles de entender. Aquellos que nosotros pensamos que lo merecen, no reciben nada. Aquellos que, desde nuestro punto de vista, deberían ser piadosamente olvidados, son encumbrados.

Recuerda que el encuentro de Esteban con el apóstol Pablo no será la única sorpresa que habrá en el cielo. Hay algo en la vida de Judá que Dios quiere que tengamos.

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2014
“365 Vidas”
Por: Milton Betancor






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